Los vidrios de las ventanas actúan como una trampa de calor dado que dejan pasar la luz solar, pero la radiación calórica no visible que emiten a su vez los objetos, no pasan. A esto de denomina efecto invernadero, tal cual se detalla en el esquema anterior.
El efecto invernadero es beneficioso en invierno, pero no así en verano, donde el concepto es proteger las ventanas de la acción del sol y aprovechar al máximo la ventilación natural durante la noche.
Una aplicación interesante de almacenamiento de calor aprovechando el efecto invernadero en los edificios, la constituye el proyecto de superficies acumuladoras como el Muro Trombe , donde la energía solar en forma de luz atraviesa en invierno un vidrio orientado al norte y calienta un muro.
El muro al calentarse a su vez, emite energía calórica radiante no visible pero el vidrio no deja escapar esa energía porque es impermeable a esas radiaciones .
Por otra parte, el aire se calienta entre el espacio entre el vidrio y el muro, circulando por convección natural dado que al estar más caliente se hace más liviano, circulando desde la parte inferior hacia la superior del local. A su vez el calor almacenado en el muro se transmite a la parte interior por conducción calentando la pared y emitiendo ese calor almacenado al interior del local.
En verano por el contrario, por medio de un voladizo ubicado sobre el vidrio, se trata que sol que está alto incida en mucho menor proporción. Es muy apropiado a este efecto la utilización de un árbol de hojas caducas que deja pasar el calor solar en invierno y no en verano.
Además, se complementa el efecto de convección natural accionando una persiana a la salida de modo que en verano el aire caliente fluya directamente hacia el exterior, provocando una adecuada ventilación natural.