Los recubrimientos cerámicos se han usado desde hace mucho tiempo en infinidad de aplicaciones y como elemento arquitectónico. De antiguas civilizaciones se han conservados restos de la utilización de baldosas esmaltadas en revestimientos para fachadas principalmente con fines decorativos.
La cerámica aplicada en fachadas constituye un cerramiento con función de protección térmica; contra el agua y la humedad; acústica; contra incendios y contra ataques mecánicos y químicos. Además, como cerramiento estético aporta luminosidad, autolimpieza, colorido, expresividad dando la posibilidad de crear “museos al aire libre”.
Diversos estudios han comprobado que el uso de baldosas cerámicas en fachadas proporcionan mayor integridad y durabilidad en las mismas.
Las propiedades más destacables de la cerámica son:
–Estéticas: modularidad; tratamiento superficial (brillo, mate, relieve, etc.
– Técnicas: posibilidad de aplacado o anclajes mecánicos.
– Otras: incombustibilidad; resistencia a productos químicos agresivos; elevada resistencia a la abrasión; resistencia al agua.
Hay que destacar también los importantes avances tecnológicos en materiales; piezas especiales; sistemas de instalación (adhesivos cementosos con aditivos específicos para mejorar la deformabilidad, adherencia, y resistencia a agentes externos); el paralelo desarrollo de sistemas de instalación de fachadas ligeras, con anclajes vistos y ocultos, y el desarrollo de la formación y progresiva especialización de los profesionales colocadores.
Ambas cosas proporcionan elevadas garantías de adecuación y amplían las posibilidades estéticas y técnicas en el diseño de recubrimientos de fachadas con ceramicas.