Los pisos flotantes se caracterizan por ser tablas que van encoladas entre si, y se colocan sobre diferentes superficies, las cuales deben ser llanas, secas y firmes, como pueden serlo suelos de madera, de carpeta, de cerámica y de mosaicos.
Este tipo de pisos se colocan sin clavar, sin atornillar y sin pegar al suelo, sino que simplemente se apoyan sobre cualquier superficie lisa, firme y seca por medio de un encastre entre tablas.
La instalación se realiza sobre un doble manto de poliuretano y espuma de látex de 2 centímetros de espesor, lo que permite evitar pequeños desniveles y amortiguar el ruido de las pisadas, reduciendo además el sonido seco de la madera. Este tipo de instalación convierte al piso flotante en un excelente aislante térmico.
En el mercado las opciones son múltiples tanto en calidad y color como en espesor, que generalmente ronda entre los 8 y 15 milímetros, algunos pisos flotantes requieren de encolar entre sí las tablas, viniendo en diferentes grados de dureza y resistencia a la abrasión.
Poseen una enorme variedad de colores, vetas e imitaciones de madera, siendo resistentes al desgaste, las manchas, los rasguños y quemaduras. Toleran muy bien los golpes, patas de sillas o ruedas, conviven sin problema con la loza radiante y no se decoloran con la luz del sol.
El cuidado de un piso flotante es muy sencillo ya que salen de fábrica cubiertos por una capa protectora de gran efectividad (overlay) compuesta de resinas especiales, que otorga al piso alta durabilidad y resistencia a la abrasión. Además, algunos pisos flotantes reproducen fielmente las vetas de la madera a través de finos relieves que otorgan una textura símil madera, viniendo de fábrica con su correspondiente rodapiés.
Video como se instala un piso flotante:
El piso flotante no requiere pulido ni plastificado, queda listo para su utilización después de colocarlo y es de muchísima utilidad a la hora de reemplazar alfombras ya que posee casi su mismo espesor. Para evitar deformaciones luego de la colocación de un piso flotante es recomendable dejar al menos 24 horas antes los listones de madera en el ambiente en el que se van a instalar, aunque lo mejor es que estén unas 48 horas para permitir su segura adaptación a la temperatura y humedad del lugar.