En un mundo tan banal, es natural que las almas vayan vacías. Y, lo que les previene de enfermarse y sentir dolor, es llenarlas con amor y cosas buenas. Por eso, no te preocupes si alguna vez has sentido un vacío en el pecho o no le hayas sentido a la vida. No te preocupes si te duele el alma, no eres la única persona que se siente desecha en estos momentos.
No, no me malinterpretes. No quiero decir que no le des importancia. Todo lo contrario, debes prestar mucha atención a ello, pero sin caer en desesperación.
Verás. Un alma vacía no es más que un síntoma de que algo mal hay dentro de ti, pero preocuparte no hará más que intensificar el dolor. ¿La solución? Sencillo, busca la verdadera razón del por qué te sientes vacío.
Una de las partes más difícil de todo esto es reconocer de que lo estás. Reconocer que hace falta algo dentro de ti es realmente importante, porque si no, tendrás que sufrir toda tu vida en silencio y esto se transformará en estrés, depresión, ansiedad y, en algunos casos, el paso a una “mejor vida”.
Sé que suena radical, pero la depresión comienza por estos episodios de vacío los cuales no sabemos abordar.
Existen dos escenarios posibles por los cuales las personas sucumben a dichas sensaciones.
1-No lo toman con la importancia suficiente y dejan que se acumule. No lo confundamos con no preocuparnos. Al decir que no te preocupes quiere decir que lo aceptes, pero que no dejes de enfocarte en una solución para ese problema en vez de quedarte estancada en él.
2-Se lo toman muy a pecho y dejan que la preocupación les consuma. Eventualmente esto puede desembocar en un desequilibrio emocional y volverse todo un disparate. Trastornos psicológicos son la secuela más directo de ello.
¿Qué hacer?
Explórate a ti misma. No podrás conseguir una solución al vacío hasta que consigas una razón del por qué te sientes así.
Pero atenta. Algunas personas, por más que busquen, no lo consiguen. De ser así es indispensable que visites a un experto, pues esto es un indicativo claro de que algo no está bien a nivel emocional.